El origen de la tradición de la Virgen del Castillo

La tradición de la imagen de la Virgen del Castillo nos ha llegado a través del relato que hace Ildefonso Llorente en su libro sobre la virgen del Castillo, publicado en 1867. En él se apuntan las circunstancias del descubrimiento en el cerro y de la llegada de la imagen a Bernardos. Según los documentos que localizó en el archivo del obispado de Segovia, la primera noticia sobre la imagen de la Virgen, la dio Simón Bufeta, natural de Domingo García, pastor del ganado lanar perteneciente a Juan de Bartolomé Barrios, vecino de Bernardos. En 1723, el Sr. Bufeta contó a su patrón haber visto en el Cerro del Castillo y, por tres veces, la aparición de una imagen de la Virgen de especial hermosura y resplandor, pero no le creyó y le dijo que sería ilusión.

Virgen del Castillo

Virgen del Castillo. Bernardos (Segovia)

Todo lo expresado quedó sin reflexión hasta 1728, año en el que Fray Francisco de S. Joseph, religioso del convento de San Diego de Coca, escribe una carta al Ilmo. Sr. D. Joseph Magdaleno, obispo de Theos, y gobernador del Obispado de Segovia, en la que le relata cómo en el cerro que llaman del Castillo, en los restos de su ermita, llamada de San Salvador y cerca de las “Reales Minas de las Canteras”, había sepultada una imagen de MARÍA SANTÍSIMA, revelándole los misteriosos detalles de la ocultación y la verdadera historia y procedencia de aquella santa imagen, lo cual sabía él o por revelación o por tradición íntima y reservada, y que según parece correspondía a la antiquísima imagen de Ntra. Sra. de los Remedios venerada en Bernardos hasta el siglo VIII, época en la que desaparece. Según la leyenda, es llevada al Castillo que poco después es destruido ante la proximidad de un poderoso ejército de moros.

Pero el Sr. Obispo no dio crédito a dicha carta, por lo que un mes después el alcalde de Bernardos recibió dos cartas, que expresaban lo mismo, con la misma firma y letra. El mencionado alcalde se personó en el sitio y a poco más o menos de media vara que se cavó, se encontró una losa de más de dos tercias y calafeteada de cal por toda circunferencia y habiéndola levantado algo, se descubrió la imagen con un rostro de especial hermosura, lisa y de color plomo.

Según parece, esto ocurrió el 16 de noviembre de 1728, lo cual se comunicó al Sr. obispo y este envió el 26 de noviembre de 1728 a D. Pedro Vidal de Tobía para que con D. Juan de Carmón, notario de la Audiencia Eclesiástica, registrasen la imagen y la colocasen en la iglesia de Bernardos.

Basado en: Llorente Fernandez, Ildefonso. Historia de la aparición de la Virgen del Castillo. Valladolid: Imp. de Julián Pastor e hijos, 1867