La tradición oral ha regido la fiesta la Subida de la Virgen del Castillo a su ermita, razón por la que existen ciertas presunciones que no se ajustan a la realidad. A pesar de realizar una primera investigación histórica, los datos encontrados son muy escasos: sólo desde 1886 se tiene una mayor información, ya que a partir de ese año hay referencias en el archivo municipal.

En primer lugar, la frecuencia decenal de la fiesta data del año 1940, ya que en épocas anteriores la Subida al Castillo no se celebraba con regularidad en unas fechas fijas, sino que se organizaba para dar gracias a la Virgen para conmemorar algún acontecimiento de tipo religioso, social o histórico o, como ha sido siempre costumbre, para pedir su protección contra fenómenos naturales y meteorológicos.

Anotaciones en el libro de la Cofradía

No sólo ha variado, a lo largo de los años la frecuencia, sino también su duración. Está documentado que, antiguamente, cuando comenzó a llevarse la patrona del pueblo a su “hogar”, se hacía en un solo día. A partir de 1850, la fiesta se extendió a una jornada más y no fue hasta 1892 que la Subida al Castillo empezó a celebrarse durante tres días.

Tampoco estamos seguros, a ciencia cierta, de cuándo se inició la tradición de subir a la Virgen del Castillo a su ermita. Tengamos en cuenta, por un lado, que la ermita se construyó en los años 1731 y 1732, en el mismo lugar donde se descubrió la imagen de la Virgen del Castillo el día 16 de noviembre de 1728. Por otro lado, hay algunas referencias que parecen indicar que fue en el año 1732 cuando puedo tener la primera Subida al Castillo. En el libro de cuentas de la Cofradía de la Virgen consta una anotación, en el mes de junio, en la que se dice: “limosnas de la fiesta de Nuestra Señora al entrar a la Iglesia“, que ascendieron a 1.331 reales. Debemos tener presente que en aquella época la procesión de Pentecostés no se celebraba, ya que se institucionalizó muchos años más tarde.

La misma fuente, el libro de cuentas de la Cofradía, parece señalar que a lo largo del siglo XVIII pudo celebrarse otra Subida, en el año 1744. En esa fecha, aparece una anotación sobre un “gasto ocasionado por los danzantes de la procesión de la salida y entrada y recoge las mandas extraordinarias.”

La siguiente referencia a la fiesta se encuentra ya al comienzo del siglo XIX. Es probable que se celebrar la primera en el año 1806, pues en el mencionado libro de cuentas se recoge otra entrada sobre “limosnas extraordinarias recogidas en las procesiones de la Virgen alrededor de la ermita y descamino de la ermita a la Iglesia“.

La Subida en el XIX

Subida siglo XIX

La primera Subida que está ya documentada, con procesión, es la de 1814, ya que el día 30 de mayo, festividad de San Fernando, se subió la Virgen del Castillo a su ermita y se la bajó el mismo día, para conmemorar el regreso a España del rey Fernando VII, una vez finalizada la Guerra de la Independencia.

La siguiente Subida, también documentada, se celebró el día 11 de junio de 1848, fecha en que, como se ha reseñado anteriormente, se subió a la Virgen del Castillo a su ermita y se bajó en la misma jornada.

Dos años más tarde, en 1850, se produce el primer cambio en la tradición: por primera vez, la procesión de la Bajada se celebró al día siguiente de la Subida. La Virgen del Castillo pasó una noche en el lugar donde fue hallada la imagen.

Para la siguiente Subida, celebrada en 1858 la procesión de la Bajada ya empezaba a tener una duración amplia. Se subió la Virgen al Castillo el 23 de mayo; el 24 comenzó la procesión de la Bajada a las tres de la tarde y la imagen de la Virgen entró en la Iglesia de Bernardos cinco horas después.

En las subidas que siguieron, la tradición se mantiene sin apenas variaciones. En el año 1863 cabe destacar, como dato curioso, que consta un gasto por fuegos artificiales con motivo de la fiesta de la Virgen, pero tanto ésta como las de 1866 y 1882 transcurren sin mayor novedad.

Tres días de fiesta

A partir de la Subida de 1892 (que tuvo lugar el 5 de Junio), la Virgen es “bajada” al pueblo de nuevo al tercer día de la Subida, que es la duración que ha permanecido fija ya hasta la actualidad.

En 1904, se celebró los días 22 a 24 de mayo, y aunque en el cartel de anuncio de la Subida se menciona que es “una fiesta que se celebra tradicionalmente cada doce años“, lo cierto es que, por más que se ha indagado en los archivos, no se ha encontrado ningún dato que confirme que la fiesta ha tenido, antes de nuestros días, alguna frecuencia fija de celebración. Los resultados de las pesquisas fueron negativos. Tan “acertado” estaba el cartel de 1904, que la siguiente Subida no se celebró hasta quince años después, en 1919, entre los días 8 y 10 de junio.

Subida de 1928, año de la Coronación

Coronación. Año 1928

El día 30 de mayo de 1928 y con ocasión de la conmemoración del 150º aniversario del descubrimiento de la imagen de la Virgen del Castillo, tras la fiesta de la Subida, celebrada los días 27, 28 y 29 de mayo, se coronó a la Virgen en la plaza de Bernardos. Los vecinos del pueblo, mediante suscripción popular, compraron la corona que actualmente la Virgen luce en las fiestas y solemnidades.

Nuestros días

De lo que fue en un inicio, a lo que es ahora, la fiesta ha sufrido enormes cambios. El trasfondo de la Subida sigue siendo eminentemente religioso y está basado en el fervor que los habitantes de Bernardos profesan por su patrona, la Virgen del Castillo, pero qué duda cabe que hoy la celebración también tiene un enorme peso social, sobre todo por lo que significa el regreso, decenal, de los hijos e hijas de la villa de Bernardos que están hoy en la diáspora.

Desde el año 1940, la tradición de la Subida al Castillo quedó finalmente fijada en una celebración cada decenio, coincidiendo con los años acabados en cero. La fiesta, ese año, tuvo lugar los días 12 al 14 de mayo; en 1950, del 28 al 30 de mayo; en el 60, del 5 al 7 de junio; en el 70, del 17 al 19 de mayo; en el 80 del 25 al 27 de mayo; en el 90, del 3 al 5 de junio; en el 2000, del 11 al 13 de junio; y en el 2010, del 23 al 26 de mayo.

Estos apuntes sólo pretenden invitar a que algún investigador indague sobre los antecedentes históricos y en el futuro podamos tener un conocimiento más preciso de cómo ha sido el devenir de esta fiesta desde su primera celebración, que siendo una fiesta religiosa ha ido incorporando aspectos de fiesta popular capaz de movilizar a muchas personas y por diversos motivos.

Aunque la tradición ha ido cambiando en su forma a lo largo de estos más de 300 años, sí que se puede decir que hay un aspecto fundamental de la Subida que no ha variado en absoluto desde que comenzara, allá por el siglo XVIII: la entrega incondicional de todo el pueblo de Bernardos a su gran fiesta.