Voz grave, barba, tabaco,
tejanos marcan “paquete”,
rapado, cresta, teñido…
Así marcha el mozalbete.
A veces cambian de “look”
y enseñan el calzoncillo,
la bragueta a media pierna…
corte de pelo “al cepillo”.
Las bambas desabrochadas,
los pantalones roídos;
la camiseta estampada,
musiquilla en los oídos.
Pasión por el videojuego,
internet, televisión,
los deportistas famosos
o el mundo de la canción.
Según en qué tribu estén
así tendrán el atuendo.
En unos casos, visible;
en otros casos, horrendo
Y, así, vemos pijos, punkys,
heavys, skins o raperos;
como también, grunge, hippys
góticos, sharps o rockeros…
Un ciclomotor trucado,
la chavala le acompaña,
amiguetes no le faltan
y, en el ligar, buena maña.
El cubata en el “bareto”,
el porro en el “botellón”
y la caja de condones,
por si surge la ocasión.
De lunes a viernes, “curro”,
la “Uni”, la biblioteca…
Y el fin de semana, en grupo,
se van a la discoteca.
Pasan en vela la noche,
a las juergas entregados.
Por las mañana, dormidos,
y, por la tarde, cansados.
Algunos son deportistas
y pasan de este consumo.
Llevan una vida sana
donde no hay drogas ni humo.
Otros tienen aficiones
e intereses culturales;
y ocupan sus ratos de ocio
tareas intelectuales.
Hay también quien se dedica
a ejercer de voluntario,
monitor de tiempo libre,
trabajador solidario.
Muchos de ellos –cumplidores-
trabajan de forma activa;
pero a algunos les seduce
la “vida contemplativa”.
Se pelean con sus padres
por escapadas nocturnas
porque han dejado, incompletas,
obligaciones diurnas.
Reclaman con energía,
tienen sus propios secretos
y, en cuestión de sexo y chicas,
se muestran poco discretos.
El dinero les va justo
para ir los gastos cubriendo.
Los padres se lo van dando
conforme vayan pudiendo.
Pero ellos quisieran más
que la porción que reciben.
Los problemas del hogar
casi nunca los perciben.
Comienzan a trabajar…
no pueden marchar de casa.
Su sueldo no lo permite
y esperan a ver qué pasa.
No les da mucho de sí
su poder adquisitivo.
Pero se compran un coche
tuneado o deportivo.
“Mileuristas” a los treinta
-obligados, ellos y ellas-
continúan con sus padres
en “hotel de cinco estrellas”.
Cuando, por fin, ya se largan,
sus papás estarán hartos
de aguantar malos modales
y de gastarse los “cuartos”.
Se juntan con su chavala
y formarán un “nidito”.
La pareja durará
si hay cariño y dinerito.
Si falta algún ingrediente,
cada cual va por su lado.
Vuelven de nuevo a sus casas…
¡Y colorín, colorado!
Luis Arranz Boal
Sabadell
Poema dedicado a los chicos jóvenes con la intención de comentar algunas de sus circunstancias.